martes, 29 de septiembre de 2009

Que alguien se anime a defender a los milicos despues de leer esto

Relatos históricos de la batalla de Monte Chingolo, 23 de diciembre de 1975
Valentía

Entre los militares reinaba el pánico. La columna había sido detenida. Colautti (el teniente guerrillero) ordenó a sus dos compañeros que se retiraran y continuó, solo, hostigando a la columna militar. Los partes de la época curiosamente dicen que "los sediciosos se hicieron fuertes a dos kilómetros del puente, particularmente sobre el Puente La Noria y Camino Negro, lugares donde se combatió de 20.30 a 23.45, hora en que fue aniquilada una fracción importante del enemigo, en tanto el resto fugaba"
Ante la resistencia del ERP acudieron más fuerzas: una compañía de la Policía Militar 101, el Destacamento de Movilización Nº1 de Gendarmería Nacional y efectivos de las policías Federal y de Provincia. Solo contra todos ellos, Hugo Colautti mantuvo el combate durante dos horas.
Alrededor de las 23 finalmente cesó la resistencia. Hugo cayó al suelo herido en una pierna. Logró llegar a una casa humilde, a doscientos metros de la ruta. Una mujer le abrió la puerta y lo ayudo a entablillarse la pierna. Psó allí toda la noche. Al amanecer, unos vecinos del barrio se ofrecieron a ayudarlo. Desde otra vivienda, Hugo llamó a una compañera (Rita Silva), que fueron con el abogado Gustavo Maniloff en su busca. Como pasaba el tiempo y Hugo se desangraba, un vecino propuso llevarlo a un hospital en la única camioneta que había en el barrio. El dueño de la pickup al enterarse que su pasajero era un civil herido, lo delató a la policía. La casa fue rodeada por varios patrulleros. Uno de los efectivos apuntó al herido con una pistola ametralladora para fusilarlo delante de los vecinos. Muy exhausto, con sus últimas fuerzas, Hugo Colautti les gritó "¡Asesinos!, Mátenme, hijos de puta, el pueblo los condena!". El oficial al mando bajó el caño del arma de quien pretendía ejecutarlo y dio la orden de llevarselo. Hugo Colautti fue entregado al ejército. Se encuentra desaparecido hasta hoy.

Cobardía

Quienes cumplían el servicio militar en el Batallón afirman que "el ataque ya se sabía que iba a pasar". Incluso tres o cuatro días antes de la batalla de Monte Chingolo, algunos colimbas aprovecharon ese clima de alerta para hacerse una escapadita. Uno de ellos se alejó lo suficiente y efectuó un disparo al aire, mientras que otros gritaban "¡Empezó el ataque, empezó el ataque!" Los oficiales, aterrorizados, corrieron a encerrarse en su Casino, y los conscriptos, con todo el terreno libre, se fueron a tomar un vinito al bar.

(ya en el combate)...como el grupo guerrillero había sido dispersado, sufriendo por lo menos 3 bajas (2 muertos y un herido) sólo dos combatientes de la unidad de Aída consiguieron llegar a la rotonda de Pasco. Aída, que ignoraba lo ocurrido con los ausentes, les dijo a sus compañeros: "Ustedes vayan, yo voy a buscar a los que faltan"
La Flaca (Aída) regresó sola al lugar de contención, mientras los soldados removían el camión incendiado y los vehículos comenzaban a avanzar sobre el puente. "La zona estaba invadida por el enemigo, pero lo intenta, sabía que era prácticamente imposible salir de ahí, pero ella era resposable del grupo, responsable de sus vidas" relató un ex-militante.
Felipe "seguía tirado, medio muerto, medio escondido, debajo del puente. Ya no se escucha más nada de nosotros. Se ve que los compañeros o estaban muertos o... no sé, se habrían retirado. A Rosita II no la veía, así que me quedé ahí, al lado del arroyo, abajo del puente". Escuchaba a los militares que se gritaban entre ellos: "Ya está! Ya está liquidado!". Uno decía "Dale!", otro respondía "Nooo!" y un tercero:"Vamos, arrancá!". Según Felipe "tenían mucho cagazo los tipos uno o dos les bajamos. Preguntaban '¿Y el teniente fulano, dónde está?' 'no sé, loco, no sé', respondían asustados. Después gritaban 'Vamos, vamos', ¡pero no arrancaban!"

El conscripto Torregino afirma que "los oficiales se quedaron atrincherados en el casino de oficiales, sabían del ataque y no se movieron de ahí. Atrincherados y escondidos, todos en el casino. Uno de los chicos (soldados) muertos (esto nunca lo hablé con nadie) esto es bastante distinto a lo que vas a leer en las versiones oficiales, estoy con el 99 por ciento de seguridad que lo mataron los oficiales, porque el pibe estaba en el puesto que está atrás del casino de oficiales. Cuando empieza el tiroteo se repilega. Agarra el fusil y sale corriendo, y lo bajan en el camino.
En mi vida vi gente tan cagona como los milicos, preparados nada más que para castigar al pueblo, pero terriblemente cagones, basura total"

Apoyo del Pueblo

Otro de los guerrilleros sobrevivientes del flanco izquierdo aprovechó la noche para romper la ligustrina y pasar el alambrado. "Me dirigí hacia la villa. Los helicópteros la sobrevolaban disparando indiscriminadamente donde iluminaban". Un vecino, que lo vio caminando por una calle interna con la camisa rota y ensangrentada le dijo:
- Muchaco, ¿qué le pasa?
- Soy del ERP y vengo del copamiento del Batallón 601
- ¡Pero usted no puede seguir caminando así por la calle!
El hombre lo llevó a su casa, donde le dio ropa para cambiarse y le ofreció una cama para que descansara. Estando allí "de repente escuché unas ráfagas. Ahí pensé que estaban fusilando a los heridos o detenidos".
El combatiente permaneció durante el día siguienteen su refugio, protegido por el matrimonio que lo albergó y que, tomando mate en la puertade su casa, cuidaba que no hubiera ningún procedimiento en las cercanías. Al anochecer "me dijeron que podía salir y que si prefería me acompañaban hasta la ruta. Pero les agradecí y preferí salir solo para cuidarlos".

Cuidar a la gente

El grupo de Aída ya tenía bloqueado el Camino General Belgrano. A las 18.30 habían interceptado un camión con acoplado y obligaron a su conductor a cruzarlo sobre la ruta y abandonar la zona. Después, los guerrilleros incendiaron el camión. "Como había que taponar eso, empezamos a parar a todo lo que venía por el Camino General Belgrano- Recuerda Felipe- y a algunos los prendíamos fuego".
Felipe detuvo un colectivo de la línea 278 que iba a Quilmes repleto de personas que volvían de hacer las compras navideñas. Hizo bajar a los pasajeros gritándoles: -"¡Váyanse! ¡Sálgan de acá que va a venir el Ejército y los van a matar a todos! ¡Rajen de acá!". Mientras la gente huía despavorida, el chofer seguía sentado.
- ¡Rajá, flaco, rajá, que sino te van a amasijar!- se desesperó Felipe. Carlos, el colectivero, en la actualidad sonríe cada vez que se encuentra con Felipe, y éste le recuerda: "Cuando te saqué de ahí te salvé la vida a vos, eh? Sino eras boleta"
Felipe recuerda que "ellos empezaron a tirar. Había llegado una tanqueta que se puso delante, y para tirar se tenían que poner de costado, en la banquina. Tiraban con la tanqueta y los milicos de infantería también. Por suerte, ya la gente se había ido, nosotros habíamos rajado a toda la gente. Éramos los milicos y nosotros, y ahí nos empezamos a dar"

Asesinatos civiles

Los ametrallamientos desde los helicópteros (buscando "subversivos" que escapaban) provocaron la muerte de Adelina Acevedo, que estaba embarazada y no menos de otras 7 personas, solo en el barrio IAPI, al este del cuartel. Dispararon sobre una canchita de futbol y en la Villa Santa María, al norte del cuartel, José Franco dice que "también hubo muchos muertos".
"Mire! ese terreno que está ahí, estaba lleno de casas, lo bombardearon desde el aire. Los aviones sobrevolaban y hacían picadas"le dijo un vecino del barrio IAPI a Laura Bonaparte.
Según una psicóloga del hospital de Lanús "una paciente a la que atendí vino para consultar si no estaba loca porque quería cambiarse de villa. Soñaba y se despertaba con la idea de los aviones y el terror de las bombas y estallidos, pensando en todos los vecinos que habían muerto durante los bombardeos"
El ex-conscripto Omar Torregino afirmó que "a las 5 de la mañana ya se hacía una seria Razzia, y venían levantando gente y la tiraban al pasto...había una sesión de tortura dentro de mi cuadra. Esta gente que estaba tirada eran obreros, chicos, mujeres. Todo el que estaba en las paradas de colectivo, todo sospechoso, iba para adentro y ahí los tenían tirados en el pasto, apuntándoles. Y ahí empezó parte de mi dolor. tipos con bolsitos, pibes, una mujer embarazada, ¡era atroz!" los militares les pisaban la cabeza y les decían que los iban a matar.
"A medida que las unidades militares que acudieron en apoyo del batallon regresaban a sus bases, fueron reemplazadaspor una agrupación de la Gendarmería Nacional. Los Gendarmes son los peores, la fuerza más represora que hubo en esa época fue la Gendarmería. Eran tipos grandotes, tipo ropero. Yo seguí haciendo guardia en el puesto de Verificación y ellos venían a la noche a ver si pasaba algo, y se ponían a contar anécdotas. Las anécdotas que contaban eran, por ejemplo: Frente al batallón hay una villa. No es villa villa, pero es un barrio muy humilde (el barrio IAPI). Nosotros estábamos muy encariñados porque era nuestro nexo con el mundo. Yo hablaba con los tipos de enfrente, me compraban cosas, le comprábamos a ellos... Los gendarmes contaban que parte de la "joda" era culearse a las minas delante del marido. Decían: 'lo pusimos al negro contra la pared y le cogimos la mina'. O por ejemplo, otro 'chiste' era pasarle con la tanqueta por arriba de las casas de chapa, hacerles mierda las casas. Y otra, era matar a cualquiera de la villa y tirarlo del alambrado para adentro, para sumar cadáveres 'subversivos'"

Cuidado de los colimbas

Los guerrilleros se acercaron hasta unos quince metros de la guardia. Alli estaba el soldado Horacio Botto. "Estando herido en el piso siento que me pegan una patada. Me doy vuelta y veo que era un guerrillero apuntándome en la frente con una escopeta. Y un compañero le decía 'Matalo, que está vivo'. Pero el muchacho que me apuntaba gritó '¡No!, que es un colimba'. Entonces me dejaron. Conmigo no se portaron mal, nos tiraban porque les tirábamos".

"'¡Hijos de puta!', les gritaba yo, y después escuchaba toda la sarta de insultos que me mandaban" recuerda uno de los soldados de la Guardia. "Se insulta tanto el que ataca como el que defiende, ¿no es cierto? El problema era con los oficiales y suboficiales. Los guerrilleros los puteaban en la cara. A nosotros nos decían 'No tiren! no es con ustedes la cosa"
En los cinco o seis puestos de guardia que estaban dispersos en el Batallon, estaban los pibes con su fusil en el piso, tomando mate. En la mayoría de los puestos, los guerrilleros te gritaban:'No, pibe, largá el fusil. ¡Rajá, largá el fusil y rajá!'. Ellos no querían matar a nadie de los colimbas".
Junto a 5 guerrilleros había quedado un conscripto herido. El soldado estaba tirado y lloraba. Julio lo tranquilizo y le dijo que se quedase boca abajo sin moverse, pues le dolía la herida. Estaba llorando a lo loco.
- Calmate, flaco, está todo bien, no te vamos a hacer nada- le decía "Panchulo"
- No me maten- rogaba el colimba
- No, quedate tranquilo, que no te vamos a matar- y le acariciaba la cabeza. Panchulo tenía 8 tiros metidos en el cuerpo.

Asesinato de prisioneros

A la mañana siguiente, en una de las calles internas de los galpones, un soldado vio a un combatiente del ERP herido en el estómago, sentado en el piso y con la espalda apoyada contra la pared. Alrededor de las 10 de la mañana llegó un jeep con varios militares que lo rodearon. El guerrillero no disparó. Sólo le pidió al que tenía más cerca "Dejame ir", los militares lo atraparon y golpearon violentamente. Después lo subieron al jeep y se lo llevaron para la Jefatura de la Unidad. Era Abel Santa Cruz Melgarejo, un salteño de 21 años que fue asesinado en forma brutal: su cuerpo fue abierto en canal (atravesando todo el torax) con una bayoneta.
Un ex-conscripto dijo que "a un tipo lo metieron en la sala de tortura (en la jefatura de la unidad) y el tipo gritaba: 'la convención de Ginebra! no me torturen!' Y al tipo lo mataron. Yo hablé con el torturador, y con cara de bueno me decía: 'viste? tener que sacarle cosas a este muchacho...' poniendo cara de bueno y era un hijo de puta". Los torturadores le habían quemado el rostro y el cuerpo con un soplete.
La noche anterior, los militares detectaron la presencia de oponentes en la caldera de la Compañía de Servicios. Con cuidado habían abierto las puertas del cuartito iluminado con sus linternas en su interior, descubriendo a los cuatro guerrilleros heridos que noa habían podido ser evacuados. Dos de ellos ya habían perdido el conocimiento, los 4 estaban acostados. Con las puertas del cuartito abiertas, el blindado M-113 se ubicó frente a la caldera y con su ametralladora antiaérea calibre 12,7mm, sin que mediara exigencia de rendición alguna, tiró contra todo lo que había en su interior. El lugar se transformó en un infierno. Los disparos se prolongaron, despedazando los cuerpos de los guerrilleros.
El combate había terminado, comenzaba la "fiesta" para los militares. "Sáquenles las orejas" decía uno luego de matar a los prisioneros. Nelly y Horacio fueron llevados a la Jefatura del batallón e interrogados en medio de feroces torturas. El torturador de Nelly, apodado el "Gitano", le hizo tres cortes en canal de 25 cm y le clavó dos veces la bayoneta en los glúteos. La causa de la muerta segun el forense fue "hemorragia interna y externa aguda por las groseras heridas de arma blanca descriptas". El informe forense dice de Horacio Stanley describe las fracturas en ambas piernas que sufrió cuando lo ataron a una tanqueta y con él embistieron una pared. Oscar Torregino recuerda que "no se a quién lo habían atado al carrier y lo iban a chocar para hacerlo mierda". Como Horacio sobrevivió al impacto, un militar lo remató disparándole en el cuerpo.

Falta de Honor

Los pobladores de las villas periféricas fueron al cementerio a reclamar por los cuerpos de los seres queridos. El 25 de diciembre, Navidad, los militares disolvieron a balazo limpio al grupo de familiares que pretendía ingresar a la necropolis.

El viernes 26 a la tarde, dos militantes del frente legal del ERP le dijeron al doctor Eloy Monzón que su hijo Ismael había muerto en el combate de Monte Chingolo.
Fue al Batallon pero le gritaron
- Retírese inmediatamente! Acá no tiene que venir más, vaya a la Unidad regional de Lanus.
De Lanus lo mandaron a la seccional 4º de avellaneda. "Alli no me trataron bien. Me provocaron, cuando dije a que iba. Cuando ya estaba oscureciendo, agarraron un farol tipo sol de noche y me subieron a una camioneta militar que estaba en la comisaría (porque el Ejercito estaba ahi tambien) y me llevaron al cementerio de Avellaneda. Era una camioneta descubierta de color verde oliva. En la cabina iba el chofer y un superior. Yo iba atrás con cinco o seis milicos, todos armados, que me custodiaban. Por ahi se escaparon varios tiros. Los milicos me decían: '¿A qué venís? ¿Qué vas a ver ahí? ¡Hay un olor a podrido bárbaro y gusanos! ¡No vas a reconocer nada!'. Yo no les contesté, los miraba nada más, hasta que llegamos al cementerio, que estaba tomado por los militares. Fuimos con la camioneta hasta el final del camino y me bajé allá. Cuando se bajan los milicos, un superior les manda poner rodilla en tierra y me apuntan a mí. Después vino otro con el sol de noche, un reflector grandísimo, porque ya estaba oscuro. La camioneta había quedado lejos. Mi mujer, que me acompañaba, se quedó adelante. Y ahí vi donde estaban todos los chicos tirados. Fui caminando con el tipo que llevaba el sol de noche. Él se puso algo en la nariz. Estuve muchísimo tiempo ahí. El tipo me gritaba: 'Apurate, hijo de puta, que no aguantamos más el olor a podrido!' Yo le dije: 'Si usted se quiere ir, váyase!, y déjeme el farol'. No me contestó.
La escena era macabra. Yo iba y venía, veía compañero por compañero, a ver si lo podía individualizar a Ismael. Estaban boca arriba, de cara al cielo, uno al lado del otro, un poquito distantes, como a medio metro uno de otro. Estaban en las inmediaciones de la morgue, tirados en un campito. No había tumbas. Vi que los chicos estaban todos en una misma posiciçon, con la cabeza para el mismo lugar, estaban en orden. Ya les habían cortado las manos para identificarlos. Estaban todos peladitos. Después me enteré que les habían quemado el pelo con un soplete, en el cuartel. La mayoría de los chicos estaban aplastados, los habían pisado con una tanqueta (después nos enteramos por algunos conscriptos que algunos los pisaron vivos durante el combate, estando heridos en el piso) A la derecha, aparte, había otra fila, la de las chicas. Algo las vi. No se para qué estaban desnudas (evitamos comentarios de un conscripto a este respecto por ser demasiado morbosos).
Algunos tenían la cara más o menos bien, otros no. El cuerpo de casi todos estaba reventado. Con mucha tristeza que no podía reconocer a mi hijo, era imposible, estaban destrozados. Y bueno, entonces me fui, me resigne a irme, no lo reconocí".
"Los tipos que me volvieron a llevar de vuelta me provocaron todo el viaje. ¡No viste que te habíamos dicho que a qué venías! ¡Lo único que hay ahí son gusanos! y meta a escaparse tiros a cada rato hasta que llegamos a la seccional. Estaban borrachos. Yo pensé que por ahi lo reconocía a Ismael y me lo entregaban, pero como no lo reconocí... asi que no pude rescatar a mi hijo.

El honor

Alrededor de las 23, los 15 guerrilleros ocultos en la caldera se prepararon para abandonar el cuartel.
Darío tuvo un último gesto de despedida. "Cuando nos vamos retirando busqué el cuerpo de teresa. Estaba muy oscuro pero igual lo pude encontrar, reconocí su rostro. Estaba cubierto de sangre seca, tenía varios tiros en el pecho y en un costado. Antes de dejarla, me agaché, la mire por última vez y le di un beso en la frente".
Los guerrilleros comenzaron la retirada arrastrándose en dirección al alambrado de tres metros de altura que rodeaba el perímetro del cuartel.
"Cuando empezamos a salir Horacio Stanley me dijo:
- Che, Cuky no salió
- Igual hay que seguir adelante- respondió el teniente guerrillero.
Y me pidió por favor permiso para regresar e ir a buscarla".
- Bueno, vas. Pero te vas hasta ahí y te la traés. Si no la encontrás, te venís pero ¡ya! rápido.
Carlos, arrastrándose, desapareció entre las sombras. "Ellos se conocían de antes, de Rosario. Él la estimaba bastante y eran buenos amigos. "los dos volvieron con los heridos.
"Sentí una mezcla de tristeza y bronca, al ver que teníamos que dejar 4 compañeros porque ya no podíamos cargar más heridos de los que llevábamos, y no podían moverse" Pero eso se transformó en orgullo al escuchar que desde la caldera los compañeros cantaban la marcha de nuestro ERP"
Los conscriptos Torregino y Benítez, ocultos en el puesto de Verificación, cuentan que en aquel momento (y a cien metros de distancia) "los escuchamos cantar"

lunes, 28 de septiembre de 2009

Honduras: tortura y muerte



Fotos: Detenciones arbitrarias, aparición de cadáveres con signos de tortura.

En las noches de Honduras impera el terror. La dictadura ha convertido a Honduras en una inmensa cárcel donde las noches son aprovechadas por jaurías de policías y militares que allanan, torturan y saquean.
De noche en Honduras lo que recorre las calles es el terror con botas, cascos y uniformes. Vehículos con militares y policías encapuchados patrullan las calles en las noches disparando contra los barrios y casas. Salen a toda velocidad de las comisarías para regresar al poco tiempo con las camionetas repletas de ciudadanos golpeados, humillados, sangrantes…
La noche con toque de queda es el escenario preferido por los sabuesos. El toque de queda, sin garantías constitucionales, sin cámaras de televisión, ni multitudes en las calles, es el momento que aprovechan los perros de la dictadura para sembrar el terror. Anoche pudimos recorrer varios barrios (colonias) y esto fué lo que vimos:
Nos avisan que en una de las escaleras de un barrio un comando policial llegó de forma intempestiva y van a allanar una vivienda. Se trata de la casa de una pintora muy conocida en el vecindario. Al doblar de una escalera 8 policías como gatos en la oscuridad rodean la casa. La casa está pintada de rosado y tiene un grafitti contra el golpe en la fachada. Los policías golpeaban la puerta con palos. Rompen los vidrios de la ventana. Uno de los policías con una bomba lacrimógena en mano calcula el ángulo para lanzarla adentro de la casa. El vehículo identificado como Policía Nacional los espera en la parte de abajo de las escaleras. El policía que conduce, da la voz de alerta de que un grupo de periodistas los estamos grabando. El jefe de la operación (Sub-comisario García) nos tapa el lente de una de las cámaras. Otros se tapan el nombre cosido en su chaleco. Hay vecinos que abren sus puertas y ventanas confiados en la presencia de la prensa internacional y les gritan, los denuncian. Los policías tratan de replegarse. El policía identificado como García se justifica argumentando que él vive en ese vecindario y que no soportaba que su vecina hubiese pintado en la fachada: “GOLPISTAS: EL MUNDO LOS CONDENA”, “VIVA MEL”. Ese fue el argumento del funcionario para desatar el terror contra una humilde mujer. Miembros de organizaciones de Derechos Humanos y del Frente de Abogados contra el Golpe se hacen presentes y los policías huyen acosados por la denuncia. La mujer, que temerosa al fin abrió la puerta, también salió del barrio. Fue a dormir a un lugar seguro, ante la amenaza de que volviesen a por ella más tarde.
Un joven como de 20 años camina por una calle oscura en plena noche. Tiene el rostro bañado en sangre y una herida en la frente de unos 5 centímetros. Va descalzo. Nos explica: estaba en la puerta de su casa cuando una camioneta de la policía apareció en su calle y sin mediar palabra se bajaron y le golpearon entre varios. Lo tiraron encima de la camioneta y arrancaron con él. Mientras daban vueltas y lo pateaban, le revisaron los bolsillos despojándolo de un celular y de su reloj. Seguía tirado en el piso de la camioneta mientras escuchaba a los policías discutiendo sobre quién se quedaba con el reloj y quién con el celular. Lo dejaron botado lejos de su casa. El joven no quiso hacer la denuncia. No quería más “clavo” con la policía, estaba aterrorizado. Sólo pedía que lo lleváramos a su casa.
Otro joven es detenido en la esquina de su barrio. Antes de montarlo en la camioneta, cuatro policías le dan una paliza. Luego le vacían un pote de pintura en spray en la cara. El joven respira con dificultad. Nos cuenta en el hospital mientras le limpian la pintura de los ojos inflamados por los golpes que uno de los policías le decía mientras lo golpeaba: “¿No sos de la resistencia? Pues resiste!”
En un puente hay una alcabala. Nos detienen y entablamos conversación con los policías sobre cualquier tema para poder seguir. Un vehículo que pasa por allí se da cuenta de la alcabala y retrocede lentamente. Uno de los policías que nos dió el alto, mira al carro retrocediendo y nos invita divertido a ver lo que va a pasar, pero obligándonos a tener las cámaras apagadas. Bajo el puente, por la calle que tomó el carro que trató de evitar la alcabala, hay un grupo de policias cazando a los que traten de evadirse. Lo detienen. Desde arriba del puente no se ve bien pero se escucha… se escucha la puerta que se abre… se escucha la rabia y los insultos de los policías, los golpes contra el carro… se escuchan otros golpes y los gritos del conductor. No escuchamos más. El carro siguió al rato.
Se escuchan disparos en una avenida que va paralela a un barrio popular. Una camioneta llena de policías es la que dispara en la noche, a ciegas contra las casas del barrio. Van despacio. Nada los amenaza. Disparan una y otra vez. Ni siquiera apuntan. Sólo siembran el terror a su paso.
En una comisaría a medianoche, los miembros de organizaciones de derechos humanos, abogados y prensa internacional preguntan por los detenidos, que acabamos de ver que bajaron de una patrulla pick-up (eran como 10). Sarcásticamente, el oficial nos dice que allí no tienen a nadie preso. Pero los presos gritan que son de la resistencia. Gritan sus nombres. El oficial sigue negando lo que es evidente. La insistencia de los abogados y de los defensores de los derechos humanos logra que suelten a la mitad de los detenidos y que un médico venga a esa hora a constatar el estado físico del resto. Todos golpeados, sangrando. En la mañana los abogados de la resistencia lograron que los soltaran.
En otra comisaría, tras un portón negro, se escuchan las voces de al menos una veintena de personas recitando sus nombres. Afuera unas cuantas madres y esposas tratan de establecer contacto con su familiar, tratan de reconocerles la voz. Los uniformados ríen ante la escena. Se acercan y golpean contra el portón… …y contra los familiares.
En otro barrio, en las alturas de Tegucigalpa, alrededor de 40 uniformados, entre policías y militares, avanzan apuntando fusiles de guerra hacia las casas. Cuando se pregunta quien es el comandante de esa operación todos los uniformados nos señalan a un militar. Este dice que es una operación de rutina, porque el “gobierno no va a seguir permitiendo desordenes” y que “lo que pase a esa hora no es su responsabilidad porque hay toque de queda”. Las credenciales de prensa internacional y de organizaciones humanitarias logran difícilmente abrirnos paso y continuar. Los uniformados se alejan. Las luces de las casas en el barrio se van encendiendo a medida que el escuadrón del terror se aleja. Nadie sale, pero se escuchan gritos: “Asesinos”, “Urge Mel”, “Viva la Resistencia”.
Estos son apenas algunos casos de los que pudimos ver en una noche. Todos los días ocurre lo mismo. No se sabe cuantos detenidos hay cada noche. No se sabe cuantos cuerpos son rotos, maltratados, humillados en las noches de Honduras. No se sabe cuantas mujeres son violadas. No se sabe los nombres, las edades, no se conocen los testimonios… porque para eso son los toques de queda. Para que la jauría de asesinos que sostienen esta dictadura siembren el terror sin que trascienda a los medios y para que las víctimas se inmovilicen y no hagan la denuncia.
En las noches de Honduras, no brillan las estrellas. Sólo las luces de las patrullas y la sangre de los que caen en manos de la jauría uniformada. Botas y más botas en las calles, en las espaldas, en los rostros de los hondureños. Y a pesar del terror que siembra cada noche la dictadura, no hay miedo. La resistencia continúa.
Cuando sale el sol, hay marchas, tomas de calles, movilizaciones pacíficas pero desafiantes y contundentes. Los que se curan de las heridas quizás no los veamos durante algunos días en las protestas, pero la voz se corre y la indignación por lo que está pasando hoy en Honduras hace que muchos más se incorporen. 90 días de resistencia. Cuerpos contra balas. Los organismos de derechos humanos dan cuenta de más de 600 detenidos de los que se tiene conocimiento. Pero muchos son detenidos y torturados en la noche y no denuncian por miedo. Honduras necesita que el mundo reaccione más rápidamente ante la terrible violación a los derechos humanos que está ocurriendo. La diplomacia no basta. Es urgente que el mundo actúe, aquí en Honduras y ahora.
PD: Las organizaciones de derechos humanos y abogados solidarios hacen una labor incansable por atender a las victimas, por acompañar las denuncias, por llevar registros. Pero no tienen recursos. No cuentan con lo mínimo. No tienen como llenar el tanque de gasolina para trasladarse a los lugares, no tienen saldo en los teléfonos para hacer las llamadas necesarias. Y aun así hacen magia para defender los derechos de sus compatriotas. Llevan 90 días haciendo magia y es mucho lo que logran. La sede de Cofadeh está llena a toda hora de gente que va a denunciar los atropellos vividos, y llena también de gente que va a apoyar su labor. Muchos y muchas dirigentes de estas organizaciones de derechos humanos han sido perseguidos, encarcelados para tratar de acallarlos. A pesar de las dificultades siguen siendo el único lugar a donde acudir para buscar refugio ante la represión. Es Urgente la solidaridad pueblo a pueblo, que los organismos de derechos humanos de otros países, los comités de solidaridad se pongan en contacto con ellos y los apoyen, divulgen sus denuncias, envíen apoyo a esas organizaciones que en Honduras luchan contra el Terror de la Dictadura.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Les habrían dado 10 días para irse

Amenaza de desalojo en San Fernando

(AW) Hace meses, once familias del barrio San Roque luchan por su derecho a una vivienda digna. El municipio tiene experiencia en desalojos compulsivos.

San Fernando, 22 de Septiembre de 2009 (Fuente) Vecinos del barrio San Roque en San Fernando denuncian que recibieron varias amenazas ilegales de desalojo por parte de la patota del Municipio (entre ellos el “barba” un hombre que los vecinos filmaron y se jacta de estar armado).

Para el Municipio es un caso de “reordenamiento urbano”, porque luego de 40 años de que los vecinos viven allí aparentemente el lugar es necesario para hacer un parque público, aunque el barrio privado que esta en la zona va a colaborar económicamente con el reordenamiento por lo que se deduce que tendrían cierto interés en esas tierras.

Doscientas ochenta y ocho familias ya fueron mudadas a cuatro cuadras, en casas hechas por el gobierno donde algunas familias están viviendo en condiciones de hacinamiento (once personas en tres cuartos). Un numero indeterminado de familias fue desalojada por la fuerza y quedaron en la calle. Y once familias aun resisten en el lugar, porque el plan de viviendas no los abarcó, y les parece injusta la negociación a la que quieren llegar los municipales. La semana pasada les ofrecieron $12.000 cuando el terreno donde están asentadas algunas familias esta valuado en U$S 170.000, y les dijeron que tenían 10 días para irse.

En el barrio funciona un apoyo escolar llevado adelante por voluntarios que hace años, acompañan y luchan con la gente, y hace algunos días se sumó gente de la Coordinadota de Inquilinos de Buenos Aires (CIBA) para asesorarlos ante la inminencia de un posible desalojo compulsivo, como sucedió en el barrio San Jorge, del mismo partido.

Lo que ocurrió en San Jorge es un antecedente preocupante de la ilegalidad con la que se maneja el municipio de San Fernando en estos casos, ya que sin orden de juez llegaron al barrio de madrugada un contingente de ciento cincuenta policías (cincuenta de la policía montada y el resto de infantería) acompañados por topadoras y estando presente el secretario de tierras de la provincia (el sr. Aguilera) fueron desalojadas violentamente 30 familias que esa noche durmieron a la intemperie (incluso una mujer embarazada).

Los vecinos saben que por la ley veinteañar en la práctica son dueños de la tierra, y hay abogados de CIBA a su disposición para que puedan iniciar juicio de usucapión.

Es un ejemplo más de lo que pasa en todo el país. Los dirigentes políticos hacen negociados con las tierras del pueblo. Desde la lucha de los pueblos originarios que aun cuando la ley los ampara son corridos para venderle sus tierras a extranjeros, hasta Capital Federal, los famosos negocios inmobiliarios de Macri que desaloja miles de personas por año y llega al colmo de desalojar a los que no tienen techo, y correrlos a golpes para que la ciudad sea más “turística”. Personas con el signo $$$ en la frente y el corazón. Afortunadamente también hay personas que tienen otra cosa en la mente y el corazón, y van a luchar hasta las ultimas consecuencias por sus derechos, nada mas que porque les importa el otro.

AGENCIA DE COMUNICACION RODOLFO WALSH

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No reprimieron a los terratenientes del campo en las rutas pero si a los obreros




Si alguna vez alguien dudó de cuál es el papel del estado burgués respecto de la clase obrera y el pueblo, y cuál es su rol para defender a las patronales, alcanza con observar los últimos hechos políticos que vivimos en el país.

Cuando los "piqueteros terratenientes" provocaron cortes en rutas PÚBLICAS y produjeron el desabastecimiento de toda la población el año pasado, el estado burgués envió a la gendarmería DESARMADA para "persuadirlos" –objetivo no logrado- y DESVIAR el tránsito PERMITIENDO y GARANTIZANDO los cortes. Ni una bala de goma ni un gas lacrimógeno ni un palazo ni un procesamiento para nadie.

Cuando Kraft (ex Terrabusi) despidió a 164 trabajadores el estado burgués mandó a la policía armada hasta los dientes para proteger la PROPIEDAD PRIVADA de la multinacional que se dio el lujo no sólo de despedir, sino de mantener desprotegidos a sus trabajadores de las más mínimas normas de seguridad del trabajo en plena epidemia de Gripe A.

No hubo ningún juez que aplicara las propias leyes burguesas para garantizar el abastecimiento del país decretando la ilegalidad del lock out patronal del campo y aplicando la ley de abastecimiento que la misma burguesía ha pergeñado, se supone, para "defender" los derechos del conjunto por encima de los intereses sectoriales.

En cambio, sí hubo un juez que decretara la ilegalidad de la legítima medida tomada por los trabajadores de Terrabusi en defensa de sus puestos de trabajo.

Hoy, con las mismas balas de goma, los gases y los palos que se ahorraron en el corte patronal de ruta, reprimieron a los trabajadores que desde hace varios días vienen efectuando el JUSTO RECLAMO de ser devueltos a su fuente de trabajo.

Mientras tanto, el paro que permitió a la multinacional deshacerse de su superproducció n contó con la vista gorda de Rodolfo Daer, secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación, quien en vez de defender a los trabajadores, se puso del lado de la patronal porque los delegados de esa fábrica no responden a sus patotas ni son parte de sus "muchachos".

El estado burgués está para proteger la propiedad privada de la clase privilegiada y dominante porque es parte de ella y detenta el poder. Para ello, si tiene que apelar a sus fuerzas de seguridad, si tiene que invertir en balas de goma o gases, no escatima esfuerzos y si en el camino de la defensa de sus intereses tiene que reprimir a mansalva, tampoco.

¿La falta de salud, de trabajo, de alimentos, de justicia, no es violencia sobre nosotros…? A nadie debería asombrar el surgimiento de la violencia de nuestra clase, cuando la violencia de la burguesía no sólo nunca se detuvo, sino que se acrecienta con la profundizació n de SU crisis. Son violencia los despidos masivos, las vacaciones anticipadas, las suspensiones, la falta de trabajo y el hambre que provocan. Son violencia la represión, la judicializació n de la protesta social, los desalojos compulsivos de casas y fábricas.

Los trabajadores debemos poner contra las cuerdas a nuestros dirigentes sindicales, embretarlos en nuestra defensa y exigirles que cumplan con su rol,recordándoles que iremos a la lucha con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes, frasecita que debería recordar Daer que no fue pronunciada por ningún izquierdista desubicado, sino precisamente, por su propio aparente líder ideológico…

Denunciamos la complicidad de Daer, Moyano y el resto de los "dirigentes sindicales" con las patronales y el abandono a su suerte de los trabajadores que dicen representar.

El Partido Revolucionario de los Trabajadores REPUDIA la represión ejecutada contra los trabajadores de Terrabusi y se solidariza con ellos a la vez que responsabiliza al Gobierno Nacional y al Gobierno de la Provincia de Buenos Aires no sólo de la violencia engendrada sino también por la seguridad física de cada uno de los compañeros, a la vez que se suma a los reclamos de la inmediata reincorporació n de cada despedido y el cese de la criminalizació n de la protesta social y la represión sobre trabajadores y sectores desprotegidos de la sociedad.

PARTIDO REVOLUCIONARIO DE LOS TRABAJADORES

¡Moyano y Daer traidores! ¡A ustedes les va a pasar lo que le pasó a Rucci y aVandor!

sábado, 19 de septiembre de 2009

La lealtad

Juan Eliseo Ledesma, (el comandante Pedro, del ERP), era ferozmente torturado en Campo de Mayo. Roby Santucho afirmo que el comandante Pedro no era de los que se quiebran: "No va a cantar el asalto a Monte Chingolo", y mantuvo los planes de la operacion en pie.
Gracias a los testimonios de Javier Gonzalez (ex detenido en Campo de Mayo) y Ofelia Santucho, y de informaciones que miembros del Ejercito vendieron al ERP, fue posible establecer que sucedio durante los ultimos momentos de su calvario. "A Ledesma lo desnudaron, lo ataron a la mesa de torturas y le dieron con picana electrica. Al mismo tiempo un medico garantizaba que no se les fuera por torpeza". Como no lograban hacerlo hablar, le abrieron el vientre con un cuchillo para que, vivo, continuara sufriendo mas tormentos. El 10 de diciembre, "a Pedro le escuche decir que lo mataran, pues tenia los intestinos afuera", recuerda Ofelia Santucho.
"En el corte le pusieron un hierro al rojo vivo, y luego una rata viva para quebrarlo psicologicamente. Ya no sabias que hacer, los tipos estaban locos!", dijo Humberto Pedregoza.
Victor Perez, que estaba encapuchado pero tenia las manos libres, tiene bien presentes esos momentos. En un descanso de los militares, el comandante Pedro, amarrado a la parrilla de torturas y desangrandose, le pidio: "Por favor, Chileno, matame!"
De su estomago abierto salia un enorme globo de sangre que crecia. Ledesma le pidio tambien a sus guardias que lo matasen. Sus verdugos contestaron: "Te matamos si hablas". Pedro grito de dolor pero nunca dio informacion. Por ultimo, los militaes le ofrecieron una muerte rapida a cambio del paradero de Santucho. Como respuesta, el comandante Pedro, con sus ultias fuerzas, comenzo a cantar la marcha del ERP y luego murio. "Aunque le hicieron de todo, no lograron quebrarlo gano heroicamente esa batalla", recuerda emocionado el ex militante del ERP.
Los cuerpos de Ledesma y otros once de los secuestrados entre el 7 y el 9 de diciembre nunca fueron encontrados.
Tiempo despues, uno de los torturadores del comandante Pedro (un oficial de apellido Ricarte) se jactaba con sus colegas mostrando una de las fotos que le tomo a Ledesma en la mesa de Torturas. En ella se lo veia al jefe guerrillero con la boca chorreando sangre y los brazos abiertos en cruz.

Si el que lee esto sigue aceptando la teoria de "los dos demonios", permitame decirle que es usted un imbecil, casi tan digno de desprecio como los torturadores.

La traicion

Durante sus quince meses de actividad de infiltrado, el "Oso" Ranier entrego a mas de cincuenta militantes, entre ellos a sus dieciseis antiguos compañeros de las FAP. Gracias a sus informes, el Ejercito ocasionara al ERP mas de 120 bajas, incluidos los muertos de Monte Chingolo. Tambien caeran varios talleres de armamento y automotores, las armas tomadas del Tiro Federal Argentino el 18 de Agosto de 1975 (70 FAL, 4 FAP, 21 pistolas 11-25 y una pistola ametralladora PA3), un deposito de propaganda con 4000 libros, las carceles del pueblo de Pilar y Florencio Varela, donde estaban retenidos los señores Lockwood y Domenech y donde moriran o seran apresados 13 guerrilleros.
Ranier "se hace filtro (traidor, una persona despreciable) a raiz de que cae en manos del enemigo", recuerda Humberto Pedregoza. Militaba en FAP, y es atrapado durante una pinza de la Policia de la Provincia, que lo descubre armado con una pistola. Durante el interrogatorio, Ranier se quiebra rapidamente y, segun Pedregoza "hace un pacto con el enemigo": trabajara para la Policia como infiltrado en las FAP, poniendo como garantia de fidelidad la vida de los miembros de su familia.
Cuando se preparaba el asalto al cuartel de Monte Chingolo, el Oso, que generalmente oficiaba de chofer, habia recibido la orden de redistribuir las armas entre distintas casas operativas, en una de estas salidas llamo a Peirano (su contacto militar) para convenir una cita. Al llegar a la casa del oOso, en sSalvador Sorada 4903 de Villa Dominico, el coronel vio una maceta en la ventana. Era la señal de que no habria visitas inesperadas.
El traidor alerto al oficial acerca de la inminencia del operativo del ERP, entregandole informacion detallada sobre las caracteristicas de la gran concentracion guerrillera en varias casas del Gran Buenos Aires. Peirano le mostro una hojas del cuaderno de Emilio, un guerrillero capturado al que estaban torturando pero se negaba a hablar y le pregunto donde creia que seria el golpe. El Oso (que ignoraba donde seria el ataque, ya que la informacion tanto en montoneros como en ERP, se compartimentaba para evitar las infiltraciones o las confesiones bajo tortura) noto que los puntos marcados en el cuaderno rodeaban y aislaban al cuartel de Monte Chingolo. Peirano dio aviso inmediato al cuartel.
El Oso recibira al atardecer de ese mismo dia la orden de hacer "altos" en medio de cada traslado de armas, para dejar su vehiculo en manos de personal del Ejercito que revisaria el armamento transportado. Cuando Ranier volvia para proeguir con la redistribucion, una parte de las armas ya habia desaparecidoy, en el baul del auto, los militares habian dejado fusiles y pistolas ametralladores con los percutores limados, absolutamente inutilizables. El sistema de retardo de las granadas habia sido acortado para que estallasen rapidamente, en las manos de quienes debian lanzarlas. Osea que no irian solamente a un cuartel donde los estaban esperando con un dispositivo feroz, sino que iban con armas inutiles.

Es increible todo el daño que puede hacer un traidor, o cualquier persona no confiable. Uno confia las espaldas, la vida a los amigos, a los que creen sus compañeros...

viernes, 18 de septiembre de 2009

Y usted de que lado esta? con quien se identifica? hubiese traicionado o sido leal? dicen que no se puede saber hasta que se esta ahi, pero yo creo que se intuye.

jueves, 10 de septiembre de 2009

No eran dos demonios, era uno solo







Los cuatro hijos de Laura Bonaparte constituían una familia-orquesta. El mayor de los hermanos, Luis Bruchstein, era el trompetista. Aída Leonora, un año y medio menor que Luis, armonizaba en el piano los temas que componían. Laura recuerda que su hija tenía "una hermosa voz de mezzosoprano" y que integró el coro juvenil de Castelar.



A Aída le seguía Victor, a cargo del violoncello. La nobleza de su sonido lo había conquistado de niño. La menor de los hermanos Bruchstein era Irene Mónica, responsable del arpa, mucho más grande que ella.



Los cuatro crecieron en un ambiente de libertad y rico en estímulos.



Laura cuenta que "una vez, cuando Irenita era recién nacida, fuimos con Santiago, mi marido, al cine. Le pedimos a la señora de la limpieza que se quedara a dormir en la cama nuestra porque al lado estaba la cuna de Irenita. Parece ser que la señora se fue a dormir al cuarto de los hermanitos y la beba se puso a llorar cuando se quedó sola. Cuando volvimos encontramos la cuna vacía. Pensé que Irenita estaría con Luis, el mayor. Sin embargo, estaba acostada en la cama de Víctor y él estaba durmiendo en el suelo, al lado de ella. ¡Así se querían! Después le pregunté y me dijo que "ella estaba llorando y como la señora no la escuchaba, yo la agarré así y la llevé a mi cama". Víctor tenía un año y siete meses entonces.



Yo era muy feliz con mis hijos, tuve buenos partos y les di de mamar a los cuatro. Confiaban mucho entre ellos y les pasaban las mismas cosas que a cualquier adolescente. Irenita era la fragilidad. Se la pasaba jugando con figuritas de colores. Una vez, me sorprendió con que necesitaba una consulta con el ginecólogo. Tenía 12 años y salía con su primer noviecito. Cuando me interesé por el motivo, me dijo: "Lo que pasa es que cuando estoy con él, siento como que tengo adentro cubitos de hielo que se derriten".



Noni (Aída Leonora) tenía mucho carácter. En el colegio secundario era la campeona de truco y los compañeritos hacían cola para jugar. Los chicos decían: "¡Dale, ganale al maestro y que pague o que nos suba el promedio!". Ella animaba las reuniones, cuando venían sus compañeros, cantando canciones revolucionarias. Noni era el alma de nuestra casa.



El interés por lo que ocurría a su alrededor llevó a los cuatro hermanos a la actividad política. Aída, Víctor e Irene militaron en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Dos de ellos combatieron en Monte Chingolo.



"Yo tenía una familia hermosa", dice Laura Bonaparte. "Hoy, mi ex-marido y tres de mis cuatro hijos con sus respectivas parejas están desaparecidos".
Click:

PRT-ERP







Mario Roberto Santucho, le escribía al clero argentino en 1976:



"Nuestro ejército Guerrillero lucha por un cambio fundamental, por la nacionalización del capital extranjero, por la reorganización global de la economía de acuerdo a una planificaión que responda a las necesidades colectivas por encima de los intereses individuales, por la ruptura de los pactos políticos y militares que nos atan al imperialismo yanqui, por la reforma agraria y la reforma urbana, por la liquidación del analfabetismo, por la democracia social..."






Cuando mi papá escribía las declaraciones de El Combatiente, no se aislaba de nosotras, Recuerda Ana Cristina, la mayor de las hijas de Mario Roberto Santucho. Era graciosísimo y muy cariñoso. Nos abrazaba y nos decía: Ana Cristina, cola de gallina. Marcela Eva, nació en la cueva. Gabriela Inés, traste al revés. Nos estimulaba mucho para que seamos buenas alumnas.



Una vez escondí el boletín con las notas, muy bajas, del primer bimestre. "Pero me lo hubieras dicho-dijo cuando lo encontró- es lógico, con tantas veces que nos tuvimos que mudar..." y ahí me levantó el ánimo para que siga estudiando.



En el verano de 1970-1971, mi papá me enseñó a jugar al ajedrez y a andar en bicicleta. Se quedaba con nosotras dos o tres días por vez. Yo tenía un amiguito del barrio que era dos años mayor y él jugaba también al ajedrez con papá. Vivimos con él hasta el 8 de diciembre de 1975, cuando nos secuestra el ejército.



Santucho se desvivía por sus hijas. Con frecuencia se exponía yéndolas a buscar a la salida de la Academia donde estudiaban. "En el '75 papá nos llevó a la cancha a ver un partido de fútbol. Jugaban River y Estudiantes y me acuerdo que ganó Estudiantes. Salíamos con mis hermanas y Liliana (delfino). Papá subió unos kilos a propósito para dificultar su identificación y se ponía un bigotito gordo. Era la única cosa que se ponía. Y yo le decía "¡Lo tenés torcido, papá!"



En 1974 vino del monte, de Tucumán. En casa cocinó un guiso de mondongo riquísimo que le enseñaron unos compas allá, en el campamento. Él me decía: "Cuando tengamos la zona liberada vamos a estar bien y vamos a estar todos juntos". Mi hermana Marcela estaba disconforme con la forzada clandestinidad.

miércoles, 2 de septiembre de 2009







Desde el inicio de la democracia hasta noviembre de 2008, murieron 2557 chicos por culpa del gatillo fácil y tortura seguida de muerte en comisarías.



El promedio es a razón de un chico día por medio.



No es el desenfreno de unos pocos, ni los resabios de la dictadura, es una Política de Estado, destinada a sembrar terror y sumisión en los barrios, y jóvenes que el día de mañana podrían ser nuevos "subversivos". Son técnicas "preventivas"






La tele











Lo que resulta inquietante, desde el punto de vista antropológico, en las representaciones de la tortura dede el 11 de septiembre de 2001, es que la sociedad del espectáculo se ha apoderado de ella.

"Las representaciones de la tortura son cada vez más frecuentes en la televisión estadounidense, informa Jane Mayer del New Yorker: Antes del ataque (de las torres gemelas) segun la Asociación Human Rights First, aparecían menos de cuatro actos de tortura al año en la franja máxima de audiencia. Ahora hay más de un centenar y las torturas han cambiado. Anteriormente, eran los "malos" los que casi exclusivamente torturaban. Hoy en día a menudo son los héroes los que perpetran la tortura. Es el caso de la serie estrella "24", clasificada como "counterterrorism drama" que desde 2001 tiene gran éxito de audiencia en la cadena de televisión Fox e incluso obtuvo en 2006 un "Emmy Award". En el transcurso de la primera temporada, se contabilizaron 67 actos de tortura (en 24 horas). Y no precisamente tratamientos degradantes cualesquiera. Las víctimas son glpeadas, sofocadas, electrocutadas, drogadas, asaltadas con un cuchillo, abrasadas con una lijadora, violadas, colgadas de un gancho como piezas de carnicería. Son objeto de chantaje a través de su mujer o sus hijos. En un capítulo el presidente llega a pedirle a un miembro de los servicios secretos que torture en su presencia a su asesor de seguridad nacional, sospechoso de traición. El cocreador de 24, Joel Surnow, que no oculta sus afinidades con los círculos más conservadores, como la Heritage Foundation o los nostálgicos del maccartismo, la describe como una serie "patriótica". Otro tanto sucede con la cadena que la transmite, toda vez que ha sido la primera en propagar la tesis oficial de la existencia de armas de destrucción masiva en Irak. "Los jóvenes que interrogan no necesitan nuestro show. Lo que la mente humana puede imaginar supera con mucho lo que enseñamos en televisión" se justifica Joel Surrow.

Y no nos quepa dudas, lo que se ve no es nada comparado con lo que se hizo (por eso en esta entrada hay fotos reales con las de ficción, para que se tenga claro que la tortura vista en la realidad no se acepta tan fácil como la cinematográfica), lo grave, lo gravísimo es que se intenta lograr que el espectador acepte los métodos de la misma manera en que los justifica Jack Bauer. Cuando su compañera lo cuestiona y le pregunta:

- No te preocupa que lo que estés haciendo esté mal?

Jack responde:

- No importa si está bien o mal, es necesario.

Y si nos queda alguna duda, la serie nos muestra que él siempre tiene razón, porque, cuando "no lo dejan" torturar, explota una bomba que mata a muchos inocentes.

Con lo cual, inconsciente o conscientemente, aceptamos la tortura como metodo.

La trivializacion de la tortura es el producto de una inversión a largo plazo de las estrategias mediáticas desplegadas para batir récords de audiencia a cualquier precio y que, mediante recursos psicosociales movilizan, abren paso al orden de seguridad. La transgresión de este tabú representaría en éste sentido el último escalón de una progresión hacia una insensibilización moral. El terreno, en egecto, ha sido abonado por emisiones que difuminan la línea de demarcación entre documental y telerrealidad. Estos programas contribuyen al deterioro de la idea de dignidad humana y al auge crolario del deseo de humillación de uno mismo y del otro.

Es el caso también de la película "taken" o "búsqueda implacable" donde Liam Neeson fue agente especial (torturador) y le dice muy inocentemente a su hija cuando le pregunta a qué se dedicaba:

- Yo era un previsor

- Qué prevenías?

- Que cosas malas pasaran

Lo cual es un reconocimiento de que no solo se asesinaba por lo que la persona habria hecho sino por lo que podria llegar a hacer. Todo lo que es la eliminacion de organizadores populares. Y cuando Liam Neeson dice asi, todos respiramos aliviados con ella y decimos "entonces no eran malos". Y si nos queda alguna duda de lo que hacía, esta la escena de tortura con picana a un tipo que es tan hijo de puta que todos pensamos "se lo merece", cuando en realidad es la prueba del delito! el personaje reconoce "soliamos hacer esto en paises tercermundistas, pero la electricidad era mala, y entonces teníamos que arrancar uñas, o tirar ácido en la piel" y por otro lado la pelicula lo presenta como un padre tierno y responsable. Que es tambien la fachada con la que se muestran muchos ex-represores-torturadores hoy: padres ejemplares, católicos prolijos. Sepulcros blanqueados.



En criollo: Estos programas y películas allanan el camino para que luego haya aceptación en la población ante una escalada de violencia represiva. (Y hacia el pasado justificación y perdón de lo imperdonable). Las personas estan "preparadas" para aceptar la tortura "en algunos casos" y para querer que algunos crímenes "abominables"(como la trata de blancas, que ciertamente es terrible) se los trate con tortura y asesinato.

La Escuela de las Americas





























He aqui el testimonio, recogido en 1976 por dos periodistas chilenos de un ex boina negra de la misma nacionalidad:














Nos hablaban del marxismo como de una corriente filosófica, pero una corriente de odio, de hombres poseídos por el demonio, gente cuyo cerebro desarrollaba las ideas más diabólicas. Ideas como masacrar y destruir al mundo, y sembrar el odio. Y nuestra tarea era combatir con el fusil esas ideas. Y Dios nos iba a dirigir para eliminar el comunismo del mundo.














Entre los distintos cursos prácticos, los más edificantes son los que se refieren a la llamada "inteligencia militar". EL curso E-16 (combinado con el E-15) titulado "Métodos de interrogatorio", por ejemplo. Esta enseñanza que se imparte a lo largo de seis semanas y está reservada a suboficiales que hayan acreditado al menos la graduación de cabo, un nivel de estudios de seis años como mínimo y una experiencia en el sector, permite obtener el título de "interrogador de inteligencia militar". Dice el mencionado testigo:














- ¿Y cómo es eso de la inteligencia?







- Inteligencia militar... A nosotros nos entregaban esa instrucción hasta cierto nivel, no más; obviamente, no nos enseñaban todo... La inteligencia militar estaba basada en dos cosas: no entregar información y recibir información. Esto último es mediante interrogatorio. O sea, capturar un tipo sin que se enteren los otros, interrogarlo, matarlo, eliminarlo, enterrarlo. O sea, interrogarlo mientras pueda hablar, y una vez que el tipo se muere, hacerlo desaparecer para que los rojos no se enteren de que hemos captado información. Eso es inteligencia militar.














- ¿Y cómo eran las clases de tortura?







- Clases prácticas. Nos tomaban a nosotros, nos metían palos de cerillas debajo de las uñas.







- A ustedes, sus alumnos, el teniente Labbé, ¿él los torturaba?







- Claro. No sólo él, sino también los oficiales y los reclutas; había varios instructores. Nos tomaban, nos colgaban de los dedos con una cuerda. Nos decían: "cuando hay un tipo rebelde, y no quiere hablar, no se puede perder el tiempo golpeándolo sistemáticamente. Hay que dejarlo que sufra bastante tiempo, y piense sufriendo... se le adormecen los dedos, se le detendrá la sangre y sufre grandes dolores. A la vez, lo que tú le estás haciendo no es fuerte, no es para matarlo".







- ¿Qué más les enseñaban?







- Desnudarlo y hacerlo correr sobre las piedras, entre las espinas, sin zapatos. Amenazarlo con cigarrillos encendidos, en laa mejillas, cerca de los ojos, en la boca, cerca de los labios... Acercárselos lo más que se pueda, que sienta el calor, que se queme la piel, pero sin aplicarle el cigarrillo.







- Porque deja marcas?







- Sí. Nos enseñaban que había que acercar la brasa lo más posible, que se queme la carne, pero sin que se apague el cigarrillo. Acercárselo a las tetillas, a los testículos, apretarle las tetillas...







- A las mujeres también?







- Para las mujeres había sistemas diferentes. Cuando una mujer era guerrillera, era muy peligrosa; en eso insistían mucho, en que las mujeres eran extremadamente peligrosas. Siempre eran apasionadas y prostitutas. Y buscaban hombres... y por esa razón estaban en la guerrilla; para tener hombres. Entonces, lo mejor era encontrar a la persona que ella más quería, su hombre o sus hijos, y pegarles, torturarlos delante de ella...














Todos los informes existentes sobre la tortura indican que "el cuerpo femenino siempre fue un objeto especial para los torturadores. El tratamiento de las mujeres incluía siempre una alta dosis de violencia sexual, como esposas y como madres, eran claros objetos de tortura sexual.














Lo que el cabo candidato al cargo de "interrogador", primer eslabón de la cadena de la inteligencia militar, confiesa que no le enseñan es el plan de conjunto en el que su práctica adquiere sentido. El verdadero objetivo es la implementación de un plan económico que destierre para siempre el idealismo de compartir los bienes y desterrar cualquier idea subversiva que amenace la "propiedad privada" que se acumulara indefectiblemente en pocas manos.







Así, al día siguiente del golpe de estado de Chile, los servicios de inteligencia desembarcaron en la DINA para interrogar día y noche a sus compatriotas. A la vista y conocimiento de los servicios de inteligencia estadounidenses y de Henry Kissinger, asesor del presidente Nixon para la seguridad nacional, los jefes de las agencias de inteligencia de las dictadiras de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay inauguraban la Operación Cóndor, verdadera internacional de la tortura, los secuestros clandestinos y las desapariciones forzadas. Su objetivo: recoger, intercambiar, clasificar, cruzar las informaciones sobre dirigentes de la oposición en cada uno de esos países con el fin de organizar operaciones conjuntas para eliminarlos. El descubrimiento de los "archivos del terror" de la policía secreta de Paraguay en 1991 no hizo sino confirmar la amplitud de ese plan. Ya en 1977, la revista profesional Computer Decisions publicaba un artículo con un título provocador, "¿Le vendería usted un ordenador a Hitler?", de dos informáticos estadounidenses que interpelaban a los fabricantes y suministradores de estos sistemas informáticos.