jueves, 10 de septiembre de 2009

No eran dos demonios, era uno solo







Los cuatro hijos de Laura Bonaparte constituían una familia-orquesta. El mayor de los hermanos, Luis Bruchstein, era el trompetista. Aída Leonora, un año y medio menor que Luis, armonizaba en el piano los temas que componían. Laura recuerda que su hija tenía "una hermosa voz de mezzosoprano" y que integró el coro juvenil de Castelar.



A Aída le seguía Victor, a cargo del violoncello. La nobleza de su sonido lo había conquistado de niño. La menor de los hermanos Bruchstein era Irene Mónica, responsable del arpa, mucho más grande que ella.



Los cuatro crecieron en un ambiente de libertad y rico en estímulos.



Laura cuenta que "una vez, cuando Irenita era recién nacida, fuimos con Santiago, mi marido, al cine. Le pedimos a la señora de la limpieza que se quedara a dormir en la cama nuestra porque al lado estaba la cuna de Irenita. Parece ser que la señora se fue a dormir al cuarto de los hermanitos y la beba se puso a llorar cuando se quedó sola. Cuando volvimos encontramos la cuna vacía. Pensé que Irenita estaría con Luis, el mayor. Sin embargo, estaba acostada en la cama de Víctor y él estaba durmiendo en el suelo, al lado de ella. ¡Así se querían! Después le pregunté y me dijo que "ella estaba llorando y como la señora no la escuchaba, yo la agarré así y la llevé a mi cama". Víctor tenía un año y siete meses entonces.



Yo era muy feliz con mis hijos, tuve buenos partos y les di de mamar a los cuatro. Confiaban mucho entre ellos y les pasaban las mismas cosas que a cualquier adolescente. Irenita era la fragilidad. Se la pasaba jugando con figuritas de colores. Una vez, me sorprendió con que necesitaba una consulta con el ginecólogo. Tenía 12 años y salía con su primer noviecito. Cuando me interesé por el motivo, me dijo: "Lo que pasa es que cuando estoy con él, siento como que tengo adentro cubitos de hielo que se derriten".



Noni (Aída Leonora) tenía mucho carácter. En el colegio secundario era la campeona de truco y los compañeritos hacían cola para jugar. Los chicos decían: "¡Dale, ganale al maestro y que pague o que nos suba el promedio!". Ella animaba las reuniones, cuando venían sus compañeros, cantando canciones revolucionarias. Noni era el alma de nuestra casa.



El interés por lo que ocurría a su alrededor llevó a los cuatro hermanos a la actividad política. Aída, Víctor e Irene militaron en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Dos de ellos combatieron en Monte Chingolo.



"Yo tenía una familia hermosa", dice Laura Bonaparte. "Hoy, mi ex-marido y tres de mis cuatro hijos con sus respectivas parejas están desaparecidos".
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